lunes, septiembre 08, 2008

"Fin de Semana en Ávila".Jfcsanguino

La semana desde el punto de vista laboral empezaba muy cargada, pero algo me decía que necesitaba pararme un poco a pensar, y el fin de semana próximo prometía hacia un retiro.

Y forzándome a ver a mi amiga Conchi, tomé la decisión de irme a ver la ciudad de Ávila, conocer su mercado y actividades medievales, y tomar un café con ella.

El sábado día 6 de septiembre, sobre las 7,35 tomo mi maleta, mi portátil  y tomo rumbo hacia la ciudad de Ávila, el camino me incita a pensar sobre mí, sobre mi pasado, mi presente y las cosas que me han pasado.

La lluvia sobre el cristal de mi coche invitan a momentos de silencios, que me hacen estar feliz al volver a tener sensaciones que creía olvidadas, y que la prisa y el estrés me hacen olvidar.

Sobre las 15,00 horas llego a la ciudad de Ávila, al igual que me pasa con otras ciudades, parece que la conozco de toda la vida, me siento a gusto, no sé algo hay que me incita y me hace feliz, quizás sea la presencia de Santa Teresa de Ávila y su vinculación con San Juan de la Cruz, el cual falleció en Úbeda (Jaén), lugar que me hace sentirme bien también, y suelo visitar una vez al año, cuando me alojo en el Balneario de Canena.

Me dirijo a la Hospedería de Bracamonte, por recomendación de Conchi, y la verdad que el hotel es coqueto y con encanto, así que decido comer en él y tomar una reparadora siesta.

Recibo en mi móvil deseos de un buen viaje por parte de otra gran amiga Rocio Moltó, y la familia Morilla me informan que en primavera van a ser abuelitos. Que gratas noticias. Mando un mensaje a Conchi, y gustosamente quedamos para ver la ciudad y tomar un cafelito.

Tras los saludos de rigor, le doy las gracias por invitarme a su ciudad y poder conocer una ciudad muy bonita y coqueta, con lugares con encantos, y sobre todo el ambiente medieval que viven sus calles, los paisanos se encuentran disfrazados de caballeros, de damas, de curas, de peregrinos, dando a sus calles un aspecto de verdadera ciudad del siglo XII.

Comentamos de nuestras cosas, y mientas paseamos me relata la historia de la ciudad, visitamos varios monumentos, la Catedral por dentro, y paseamos por las murallas de Ávila, que nos hacen tener una vistas de muy bonitas.

La tarde la hemos pasado muy bien, pero como en el cuento de la cenicienta, su autobús al pasar por una de las calles llegaba, y Conchi salió corriendo, nos despedimos y me dejó. 

Retomo mi paseo por las calles entrando en un mundo mágico, tiendas que venden perfumes naturales, inciensos, piedras, espadas y puestos de comidas medievales.

Me preparo para ir a cenar algo ligerito, y cuando termino de cenar, me encuentro de bruces con una simulación de la detención de un Hereje por la Santa Inquisición, es impresionante, con fuego, cadenas, gritos y el gentío acusando al pobre reo.

Total que el día no puede ser mejor, salgo del siglo XXI y me meto por arte de mágia en pleno siglo XII, que salto en el tiempo, la verdad que el ambiente de los abulenses te hacen meterte en el papel, la música de la calle, los olores de especias, los olores de perfumes, las ropas de las gentes, las actividades de cetrería, tiro con arco, los niños montados en ponis, y todos disfrutan de ir vestidos de forma medieval, las plazas tienen jolgorios y risas.

Caminar sin prisas por las serpenteantes calles de la amurallada ciudad de Ávila es uno de los pocos ejercicios mágicos al alcance de cualquiera, que no han sucumbido en la era tecnológica. Es la capital española situada a mayor altitud, y en esta atalaya a 1.130 metros, permanecen con salud sus escenarios medievales y sus emblemas renacentistas. Ávila se levantó sobre el solar de una ciudad celtíbera, que estuvo ocupada por los vettones y se denominó Óbila.

 Avila es conocida por “Ávila de los Caballeros”, “Ávila del Rey”, y “Ávila ciudad donde se oye el silencio”, y es verdad, así arranca la mañana del domingo, estoy alojado en un hotel céntrico a 1 minuto la catedral, y no so oye una mosca, poco a poco voy tomando conciencia de mi realidad, abro la ventana y saco unas fotos de la iglesia que está a mi derecha y de la plazuela que está bajo mis pies.

Tras las indicaciones de mi amiga, procedo esta mañana a reencontrarme conmigo mismo, el sonido de mis zapatos me acompañan, las calles desiertas y me encuentro a gusto, el sonido de los camiones de limpieza, rompen la mágia del momento.

Paseando me encuentro con un coqueto bar, decido entrar, y tomar un desayuno, tras observar las paredes, aparecen ante mí unas horrendas imágenes, en este bar tuvo lugar un atentado de ETA, y esas fotos lo atestiguan, pero como afan de superación de sus dueños, nos recuerdan que siguen abiertos.

Camino por la ciudad en dirección a a las Cuatro Postes, que es un mirador que permite deleitarse con la bella estampa de Ávila, antes de llegar a él debemos cruzar el rio, y lo hacemos a través de un antiguo puente romano. Tras llegar al mirador siento mucha paz interior y mi vista no logra alcanzar lo magnífico del paisaje. Además la muralla de Ávila es todo un símbolo, se rodea, se pasea, se atraviesa y se disfruta en cada esquina o recodo.

Retomo mi camino y toca visitar el Monasterio de la Encarnación, donde tomó los hábitos Santa Ángela e incluso fue madre superiora y conoció a San Juan de la Cruz como confesor de las monjas y persona que le influyó en su vida espiritual.

Veo la Iglesia, visito el museo, y como al que madruga Dios le ayuda, soy el primero, me atiende una señora muy amable, me da un papel explicativo del lugar y me abre la puerta de acceso a las dependencias, con la particularidad que se cierra el portón y me dice que para salir es necesario tocar una campana para que ella abra.

Esto es lo mejor que me ha pasado, he vivido de primera mano el silencio de un convento, yo sólo ante unas estancias que transmiten mucha positividad, cuadros de Santa Teresa, mobiliario, e incluso reliquias. En esos momentos me llegan las emociones transmitidas por mi amiga Clito, cuando visita el convento de sus monjitas en la isla.

Es un pequeño retiro y el tiempo que he pasado allí me ha hecho sentido super bien, se me erizan los pelos, e incluso un hormigeo recorre mi columna, la soledad, el silencio las pocas cosas que están a mi alrededor, las paredes decoradas, incitan a un recogimiento.

Al salir a la calle de nuevo, tras tocar la campana y salir por la misma puerta que Santa Teresa salía para sus actividades, me hacen volver de un tiempo pasado. Respiro hondo y mirando a la lejanía las murallas de Ávila, doy internamente las gracias por haber realizado este viaje y aclararme algunas preguntas sobre mi pasado.

Esta ciudad me resulta conocida, andar por sus calles, es como si la conociese de toda la vida. Y si analizo los lugares que suelo visitar, adquieren sentido pleno para mi, Avila está relacionada con Úbeda mediante San Juan de la Cruz, al estar enterrado allí, está relacionada con Toledo, ciudad que he ido en varias ocasiones, está relacionada con Sevilla, mi ciudad mujer, que me tiene enamorado.

Poco a poco vuelvo hacia la ciudad, sin romperse el ambiente de serenidad y silencio. Llego a la Iglesia de San Vicente, visitando los restos de San Vicente Martir, visito la Iglesia de San Pedro, el paseo del Rastro, hasta llegar al Convento de Santa Teresa, lugar donde por casualidad está empezando la mísa, y me quedo a escucharla. Al finalizar la misma visito la capilla donde está la Santa, y el jardín donde tenía sus plantas, es muy bello.

Ahora tras tanto paseo toca reponer fuerzas, y nada mejor que un gran chuletón de Ávila, en el mismo restaurante del hotel, para comerlo y acostarse rápido a la siesta. Me la he ganado.

La tarde llega a su mediación, salgo a la calle para dar una vuelta y quedo con Conchi, para que como buena conocedora de su ciudad me vuelva a sorprender. La verdad sea dicha, de nuevo lo logra, lo que parecía una tarde de visitar los mismos lugares cambia radical.

Visitamos la calle de Jesús del Gran Poder, y al final de esta calle se encuentra Real Monasterio de Santo Tomás. La parte más antigua era un convento, pero por iniciativa de los Reyes Católicos se costruye la Iglesia, donde se encuentran los restos de su hijo Juan, y dos claustros más amplios que el inicial, muy parecido a las que he visto en la ciudad de Toledo. Se construyó como Sitio Real y palacio de Verano.

En lo que fueron las instancias Reales, se ha instalado un Museo de Arte Oriental, digno de ver y objetos que transmiten cosas positivas, objetos de madera con incrustaciones de marfil, cascaras de huevo, y muchos crucificados de marfil. Recogen objetos de las misiones dominicanas españolas para evangelizar esos pueblos, teniendo como centro Filipinas.

Dentro de la Iglesia, destaca un fuerte olor a flores, que nos hacen retroceder a los cementerios. La iglesia es soberbia con muchas capillas, pero sobre todo me encanta la cantidad de ángeles presentes.

Tras esta visita vamos andando por diferentes calles, hasta llegar a la Iglesia de las Madres, primera iglesia fundada por Santa Teresa de Jesús, seguimos caminando y llegamos al Parque de San Antonio, donde grandes árboles nos mandan su energía acumlada durante años.

La tarde poco a poco va llegando a su fin, y paramos a tomar un chocolate con una bolita de helado y hablar relajadamente.

Ya el fin de semana va llegando a su fin, y mañana toca partir de esta ciudad que tanto me aporta dirección hacia mi casa.

El Lunes amanece frio, y pongo dirección hacia el pueblo de Arenas de San Pedro, pasando por unos lugares muy bonitos, rodeados de montes por todos lados y pequeños pueblos insertados en el verde del lugar. Poco a poco retomo la carretera y decido bajar por Mérida, Badajóz y llegar a Sevilla para comer un poco y darle las gracias a Santa Ángela por todo lo que me ha aportado en este bello viaje. 

Llego a mi casa sobre las 20,00 horas, propio para darse un bañito e ir a ver al Virgen de la Victoria "Patrona de la ciudad de Málaga", de regreso a su Santuario.

Y con ello puedo ya dar por finalizado mi Fin de semana intenso, e irrepetible.

-Alma Feliz y Libre-

1 comentario:

Clito dijo...

Avila me trae muy dulces recuerdos...
La pequeña iglesia de Vernuí Salinero con los hombres a un lado y las mujeres a otros.
Los placenteros y nutritivos quesos viejos en aceite.
Los chorizos colgantes de vetustas guías bajo tan vividos techos.
El maravilloso frío invernal castellano que tanto me alienta a seguir rebuscando por mis adentros.
Las sonrisas y carcajadas compartidas con una de mis mejores amigas: Jacin, a quien un maldito cáncer se llevó demasiado pronto.

Gracias por hacerme viajar en el tiempo, pegadita a tu portátil y a tus propios recuerdos.

Besos, amigo mío.

La vida es un juego maravilloso y nosotros somos los principales protagonistas

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Definición de Ángeles: "Grandes amigos, puestos por Dios al lado de cada Hombre, para que le acompañe en sus caminos". Pregón 2.005 Claudio Gallardo.