No sé por donde empezar a escribir sobre algo muy bello que me ha sucedido en mi vida, el fruto de nuestro amor se ha hecho realidad.
Hace tiempo que no me reencuentro con mi papel y mi bolígrafo para escribir cosas bellas, pero esta mañana nublada de sábado, alentado por mis ángeles y por unas palabras que me dijo mi cuñada Lourdes, “Juanito no has escrito nada en tu blog sobre tu hijo”, han provocado que retome el contacto. Hoy he encontrado un poco de relax, y la tinta empieza a fluir sobre el papel.
La llegada al mundo de mi hijo, es una sensación muy rara y a la vez especial, emocionante, con alegría y con dudas, son unos instantes indescriptibles, pero que cuando llega el pequeñin a tus brazos sientes una felicidad plena, al observar como un ser tan pequeño e indefenso transmite tanto amor y dulzura, es la bondad personificada.
Ro y yo damos gracias a nuestros ángeles por hacernos sentir muy afortunados de que llegue a nuestras vidas este hijo que nos aportará grandes cosas en nuestra vida.
En sus primeros días de vida, ya nos demuestra con creces las ganas de vivir que tiene, como demuestra sus ganas de comer, con lloriqueos y movimientos de manos, pero sobre todo por la necesidad de cariño y amor de sus padres, eso es lo que más me ha impactado.
Cualquier pequeño gesto hacia él, nos lo agradece con una leve sonrisa o con un apretón de sus manitas sobre nuestro dedo.
Parece que fue ayer cuando nació y ya cuenta con 41 días junto a nosotros, hemos visto como la ropita ya le ha empezado a quedar pequeña, ha pasado de dormir en mini-cuna a la cuna, ha aumentado su dosis de biberón, ha pasado de dormir mucho a estar más tiempo despierto y compartir muchas miradas cargadas de amor y ternura.
Es como los muñecos bebés, sin exagerar, es un gran regalo que nos han hecho desde el cielo nuestros ángeles protectores, para que Ro y yo entendamos directamente que Dios no ha perdido la fe en los hombres, y proclamemos un “sí a la vida”.
Un hijo es una experiencia única y maravillosa, que te hace plantearte muchas cosas en tu vida, y de poner en valor otras que antes no valorabas, como el pasar más tiempo con él que en el trabajo y dedicar más tiempo a Ro, cumpliendo mi promesa dada ante el altar el 18.09.09, de estar junto a ella hasta que la muerte nos separe.
A mi hijo le deseo lo mejor y que sepa que siempre me tendrá a su lado, al igual que la guía que se pone junto a los arbolitos pequeños, para ayudarle, darle amor, y que crezca feliz en este maravilloso mundo que se nos ha regalado con cada nuevo amanecer.
Quiero aprovechar esta líneas para agradecer públicamente la labor de mis padres, sin los cuales no estaría donde estoy actualmente y que me han guiado y ayudado en mi camino de evolución como “buena persona”, el sacrificio por mí y mis hermanos y que ahora al tener a mi hijo delante me doy cuenta del gran esfuerzo que han hecho y siguen haciendo por nosotros. GRACIAS PAPA Y MAMA, y ahora más que nunca por que estoy viviendo la responsabilidad de ser Padre y las alegría de ver a mi hijo crecer.
-Alma Feliz, Libre, Grande, Bonita y Enamorada -
