En aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: -«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.» Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judás Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: -«No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.» .
Comentario:
- «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.» El Señor pronuncia estas palabras ante la visión de tantas personas que están lejos de los planes de Dios.
También hoy nos encontramos ante una situación semejante. Son muchos que no tienen quienes los guíen; faltan buenos pastores, los que existen, en algunos casos, se interesan más por quedar bien que por la vitalidad de las ovejas.
Todos somos pastores, todos hemos de trabajar en la mies del Señor, todos hemos escuchar en nuestro corazón qué misión –vocación- hemos de desarrollar en la Iglesia en relación con la implantación del Reino de Dios en nuestro corazón, en el de nuestra familia, amigos, compañeros, toda la sociedad…
- «Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.» Es estupenda la misión que se nos encomienda, en el Evangelio la hemos recordado, se trata de un regalo que Dios nos hace para que, desde nosotros, fructifique en nuestro mundo. No hay que esperar recompensas visibles, solo la alegría de haberlo transmitido.
- Si nos metemos en el Corazón de Jesús y le escuchamos, él nos irá indicando el camino que hemos de seguir para llevar a muchas personas a encontrar en él nuestra misma alegría.
- No olvidemos pedir todos los días que el Señor «mande trabajadores a su mies.».
Fuente: Boletín desde la Basílica. Rector de la Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena. 25/05/2008.
-Alma Feliz y Libre-
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