Hoy es un día muy especial en mi vida, hace 27 años que recibí mi primera comunión, que momentos tan bellos, que coincide con la celebración del día de la "Visitación de la Virgen María".
Recuerdo los nervios de aquella mañana, en los que me concentraba para que todo saliese bien, y hoy con la perspectiva del paso del tiempo me emociono al recordarlo, pero lo que más me emociona es ver la evolución que como persona he tenido.
Hay momentos en mi vida que he disfrutado plenamente del acto de la comunión, otros ha sido un mero trámite, pero en todos ellos me han enseñado algo, el Señor siempre está a mi lado.
Para conmemorar hoy este evento, he salido de casa, he respirado hondo y he caminado el doble de lento que otros días, como queriendo empaparme de todo el amor que está a mi alrededor. Al llegar a mi remanso de paz, Plaza de las Flores, he disfrutado de la lectura de un buen libro, "Momo", he agradecido las atenciones de la camarera y le he regalado lo más bello que puede una persona regalar, su sonrisa.
El sol poco a poco, se va abriendo paso entre los grises edifícios y el sonar majestuoso de las Campanas de la Catedral, rompen el silencio reinante. Los rayos del sol acarician mi piel y mi alma, volviendo a recuperar las bellas sensaciones de corrientes eléctricas que fluyen desde mi espalda hasta mi cabeza, me invade un sentimiento de felicidad y bienestar conmigo mismo.
Creo que es una buena manera de dar las gracias a Dios por este tiempo vivido y pedirle que me siga iluminando y mostrándome el camino, y me siga permitiendo disfrutar de cada momento en su recorrido.
Los buenos momentos se disfrutan y quedan marcados en el corazón, verdadero Albacea de las cosas bonitas, y desde él llegar al alma, alegrándome y me da alas para lograr vivir intensamente cada día.
-Alma Feliz y Libre-
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