El 14 de julio de 1991, la Sacra de San Michele vivió un momento histórico, la visita del Papa Juan Pablo II, infatigable viajero, trepó arriba por la empinada cuesta adoquinada y después por trescientos escalones aún más empinados.
El momento culminante fue la bendición impartida al valle desde el punto más alto de la Sacra, una terracita cortada, tan suspendida en el vacio, que parece que te asomas desde un avión. Estas fueron sus palabras al consagrarla al Ángel:
"Por la intercesión del Arcángel San Miguel haz descender copiosa tu bendición sobre este valle, sobre sus ciudades y sus pueblos, sobre los responsables del bien común, sobre la familia y la comunidad, sobre las parroquias y las asociaciones, sobre los niños y sobre los jóvenes, sobre los enfermos y sobre los ancianos, sobre los turistas y sobre los extranjeros, a fin de que todos puedan crecer en su dignidad de hombres e Hijos de Dios".
En este momento, el aura del Arcángel se habrá vuelto tan fulgurante como para oscurecer el Sol, tan intensa como para penetrar profundamente en el aura de todos los presentes, envolviéndolos con todas las criaturas del valle en la vibración del amor y devoción.
Los ángeles no hablan a nuestro cerebro ni a nuestros oidos físicos, su murmullo nace de la profundidad de nuestras almas........
-Alma Feliz y Libre -
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