miércoles, julio 09, 2008

"San Mateo 13,1-23".Jfcsanguino

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: -«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.».

Comentario:

«El que tenga oídos que oiga.» Vamos a meditar estas palabras del Señor. ¿Qué clase de tierra somos? La siembra de la Palabra de Dios en nuestra vida es abundante, ¿qué frutos produce? Los que permiten la tierra –los corazones- que la reciben.

¿Somos “borde del camino”? Nos quedamos fuera de nosotros, mirando a nuestro alrededor, no estamos de lleno en el campo que el Señor quiere que seamos. Para entrar hay que pasar ese borde, no entretenernos en otras cosas por miedo a entrar en nuestro interior. Si no entramos no encontramos la semilla, y por tanto no podemos hacerla fructificar. Otros afanes se la han comido.

¿Somos “terreno pedregosos”? Falta la profundidad que da la sencillez de no entretenernos con nuestras fantasías, engaños… falta la profundidad de la humildad –la verdad- de nuestra vida, que vive sólo para el “yo”, para lo “mío” (mis planes, mis proyectos...), falta la raíz de sabernos hijos de Dios con todas sus consecuencias. Entonces lo sembrado se seca.

¿Estamos invadidos de zarzas? Las zarzas son nuestros pecados reconocidos o no; ellos hacen que cuando llega la semilla en toda su sencillez, incluso pudiera reconocerse su sentido y valor –otras veces se niega-, pero se ahoga en la inoperancia de la soberbia y se trata de impedir que llegue a los demás.

¿Somos “tierra buena”? Tierra sencilla, humilde, generosa… que descubre y admite la semilla, que la acoge, que la cuida, que no huye de ella –porque no la queremos aceptar- sino que la recibe con alegría y le permite producir todo sus frutos en nuestra vida y en la de los demás.

Nota: "Desde la Basílica", Evangelio del Domingo Basílica de la Esperanza Macarena. Sevilla.

- Alma Feliz, Libre y Bonita -

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La vida es un juego maravilloso y nosotros somos los principales protagonistas

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Definición de Ángeles: "Grandes amigos, puestos por Dios al lado de cada Hombre, para que le acompañe en sus caminos". Pregón 2.005 Claudio Gallardo.