viernes, junio 08, 2007

“Toledo, una ciudad con encanto”.JFCSanguino.

Con motivo de conocer un poco más las tradiciones de esta España nuestra, en mis vacaciones de verano me he propuesto conocer la ciudad de Toledo, y en especial la celebración del Corpus Cristi, fiesta declarada de interés turístico nacional.

Amanece el día 6 de junio, día muy importante en la vida de dos personas especiales para mí, mis padres, fecha en la cual se casaron hace ya 37 años.
Preparo la maleta para emprender este nuevo reto, llevo a mi madre a su trabajo y tras despedirme de ella, comienzo mi camino hacia la ciudad imperial de Toledo.

Sobre las 14 horas llego a mi destino, aparco el coche, me dirijo al Hotel, para asearme y salgo a la calle para cubrir una necesidad básica, ¡¡comer!!, sigo el consejo de un gran amigo, Javier Azcoitia, localizando el Restaurante Asador Adolfo, se encuentra en una bocacalle de la céntrica calle del Comercio, el lugar muy acogedor. Pido una mesa y muy atentamente me indican una.

Me decido por el menú degustación, se me apetecía comer cositas variadas y el cubría mis necesidades, estaba compuesto por una entrada de gazpacho de cerezas, seguidos de laminado de pulpo, pieza de cerdo asado, cordero confitado y pisto, en presentaciones muy bellas, y para terminar tres postres diferentes, fresas con zumo de coco, exquisito, arroz con leche, sublime, y un surtido de postres.

La comida fue el comienzo de un gran ritual, para deleitar a mis cinco sentidos y llegar a tocar el alma, disfrutando con cada bocado.

Tras reponer fuerzas, telefoneo a mi amiga Macarena, para preguntarle por la operación de su pequeñín, el cual ha salido muy bien, llamo a mi amigo Javier para darles las gracias por la buena recomendación del Restaurante. Me dirijo a la Catedral Primada de Toledo, para agradecer a Dios por todo lo bueno que me ha sucedido, estando el Sagrario abierto y la misa acaba de comenzar.

Luego ya tengo cubiertas, mi necesidade básica, he comido y mi necesidad espiritual, darle gracias a Dios por este maravilloso día.

Paseo por las calles, las cuales adquieren un ritmo que indican que algo importante va a ocurrir, se encuentran decoradas, en sus balcones lucen paños antiquísimos, representaciones de la custodia, angelitos de diferentes tamaños, ornamentaciones florales preciosas.
Lo más llamativo es la cantidad de niños por las calles, que alegran todo el ambiente, en breve va a tener lugar un gran desfile de Gigantones y Cabezudos, cojo sitio en una de las calles y espero para verlos.

En esos momentos me vienen a la mente recuerdos de cuando era niño, una gran algarabía se escucha al fondo de la calle, una gran charanga anima el ambiente, los corazones se aceleran y los niños y los no tan niños aceleramos nuestra respiración, el corazón se acelera y todo nuestro cuerpo entra en un estado de alegría.

Abre el cortejo un gran dragón con una muñequita sentada en su lomo, que brinca y salta, al ritmo de la música, tras ella unos perritos gigantes que bailan al ritmo de la música, invitándonos a unirnos al fluir de la música, seguidos de los cabezudos y gigantones, cerrando el cortejo otra charanga, dejándonos un sabor agrabable.

Me dirijo a la Iglesia de San Ildefonso, en honor al Patrón de la ciudad de Toledo, dentro de ella se encuentra la bella imagen de Nuestra Señora del Socorro, la Virgen sostiene en su mano derecha a un niño Dios, en la izquierda un rayo que amenaza a la serpiente, que con su pie derecho aprisiona contra el suelo. Dentro de esta iglesia se encuentra un gran cuadro con la imagen del Arcángel San Miguel.

Al salir de la iglesia, me encuentro con una señora que lleva en su mano un plano de patios Toledanos, le pregunto donde se lo han dado y me dirijo a pedir uno para proceder a visitarlos. Quedándome maravillado por las bellezas que se ocultan tras algunas puertas de estas empedradas calles y ocultos callejones. Son antíguos patios que se han techado, arreglado y reformados a la antígua usanza de los siglos XVII y XVIII, con sus fuentes, sus plantas y sus diferentes mosaicos, que alegran este bello espacio del grupo de casas que la forman, en sus zonas superiores se ubican casas, oficinas o incluso dependencias de algún convento.

Empieza a caer la noche y las fuerzas me fallan, son muchas emociones y muchas cuestas para el primer día, me dirijo al hotel.

Amanece el Jueves día 7, en el ambiente se palpa que algo grande va a suceder, se dan los últimos retoques a las calles, se colocan las cámaras de televisión, la gente andan de aquí para allá, la calle adquiere un aroma especial al estar el suelo rociado de romero.

Tras desayunar visito la Catedral, con la sorpresa que está abierta para acceder a su interior, deleitándome nuevamente con observar las grandes riquezas que esta joya arquitectónica encierra, al estar amaneciendo es muy bello el espectáculo que nos ofrecen las diferentes vidrieras que la forman.

A las 10,00 hora de comienzo de la Misa Pontifical, decido salir de la Catedral y observar como se va preparando todo para la procesión. El aroma a romero, se hace cada vez más intenso, llegándome al alma.

Ahora toca buscar un sitio para ver la procesión, busco mi huequecito cerca de la salida de la Catedral, esperando más de 1 hora a que salga, pero la espera merece la pena. El cortejo lleva un riguroso protocolo, con representaciones, religiosas, civiles y militares, pero lo más impresionante para mí fue, el carácter de antiguo que se le impone con el uso de muchos trajes de órdenes religiosas, los maceros del Ayuntamiento y la Diputación.

Avanza la procesión y llega el momento sublime, sale la custodia al son del Himno de España, que momento más bonito, la custodia va a avanzando y su estilizada silueta va adquiriendo una belleza que se hace más visible, al pasar al lado mía admiro esta obra de arte, pero sobre todo destaca el gran respeto que se le muestra a lo que porta en su interior, el cuerpo de nuestro Señor.

Tras ver la procesión, es media mañana y toca la vuelta a casa, con mucha tristeza, pero la vida es así, todo empieza y todo termina, pero lo bello es el camino interior que el encierra. Pero lo mejor es que mi corazón y mi alma se han cargado de mucha energía positiva.

El regreso se produce sin incidentes, la carretera la encuentro despejada, y el clima me acompaña, llego a mi casa sobre las 18,30 horas, doy gracias al Arcángel San Miguel, por protegerme en este nuevo caminar emprendido, por toda la belleza que me ha mostrado, por su luz para iluminar mi camino, y las grandes enseñanzas que me ha mostrado para ser mejor persona y llevar a mi alma a un estado superior de evolución.

Juan Fco
- Alma Feliz y Libre -

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