La preparación para la Salida Procesional del Domingo de Ramos para acompañar en su soledad y oración a Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, está llena de sensaciones para mí.
Todo comienza el sábado anterior, cuando recupero de mi armario, como si de un cofre se tratara, mi túnica, la compruebo, reviso botones, y la coloco en una percha para que sea planchada, como proceso de iniciación de un ritual mágico..
A partir de aquí, cada noche al acostarme la observo y rememoro anteriores sensaciones que he vivido como nazareno. Van pasando los días y el Domingo de Ramos se acerca, ya va quedando menos para que mi túnica de color blanco y morada, me aísle de la prisa y el stress y entre en un mundo especial, mi mundo interior con sensaciones y momentos de oración con mi Cristo.
El Domingo sigo un pequeño ritual, tomo una ducha liberadora de energías negativas, busco los guantes, saco mi pequeño rosario de la Macarena, me perfumo y comienzo a ponerme la túnica, me ciño la sardineta (especie de cíngulo), enfundo el capirote, y en mi mano derecha tomo la capa de color morado.
En soledad me dirijo a la Casa-Hermandad. Durante mi camino hacia mi pequeño Huerto, (motivo iconográfico que representa mi Cofradía), voy pensando y dando las gracias por todo lo acontecido y vivido junto a mi familia, amigos, etc…
Al llegar a la Casa-Hermandad, saludo a mi Cristo en la Oración del Huerto y a mi Virgen, Ntra. Sra. De la Concepción, tomo conocimiento de las novedades y me preparo a organizar la procesión. Mi responsabilidad va desde la Cabeza de Procesión hasta el Trono de Nuestro Señor, pero como lo hago con corazón no me pesa, y agradezco la deferencia de la Junta de Gobierno hacia mi persona para desempeñar esta grata labor.
Este año, no hemos podido realizar la Salida Procesional, pero las sensaciones de años anteriores me venían a la cabeza con mucha fuerza, el hecho de ponerse el capirote significa entrar en tu mundo interior, sólo la abertura de los ojos te hace tener conciencia de que existe un mundo exterior a ti.
Escuchas las voces y comentarios a tu alrededor, ves a amigos, conocidos y gente anónima que manifiestan delante tuya muchos comentarios, como si tú no existieras, ello te hace pensar muchas cosas, los escalofríos suben desde tu parte baja de la espalda hasta tu cabeza, teniendo una sensación placentera, que no quieres que termine nunca, me siento muy bien y en paz, a gusto conmigo mismo.
Y luego mi diálogo personal con mi Cristo, momentos que no cambio por nada, es un diálogo en el cual reviso el año que ha pasado, dándole gracias por todo lo que he vivido y aprendiendo de lo sucedido tanto positivo como negativo.
Este año, como ya he dicho no hemos salido, pero como debo sacar todo lo positivo de lo negativo, me ha permitido hablarle tan cerquita y por más de una hora, que sólo el mirarle a la cara y fijarme en sus ojos, me han hecho cargarme de energía positiva.
Mi amiga Luisa Mari y Adoración, me ofrecieron un lugar precioso para poder contemplar a mi Señor, gracias por este detalle, desde una pequeña ventana desde las dependencias de Secretaría, tenía la imagen a menos de 10 metros, y con solo mirar recto ya lo tenía enfrente de mí, su pelo natural, su preciosa túnica y esa expresión, perfectamente restaurada, me transmite algo especial, así como el Ángel que le conforta hacen una estampa dieciochesca preciosa.
Al salir de la Casa-Hermandad, doy gracias por este día tan especial, en el cual he podido disfrutar de mi Cristo personalmente, aunque sea un poco egoísta, ya que en la procesión no lo puedo contemplar de esta forma.
Y como colofón para este día lleno de sensaciones personales, mi amiga Macarena, dio a luz a su primer hijo, Rafael, que coincidencia más grata, el sábado estuve con ella, y de mi viaje a Sevilla le regalé una imagen sobre un cuadrito en alpaca para el capacho de su futuro hijo, de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena.
Diciéndole, lleva el nombre de la Madre Celestial (Esperanza) y la Madre terrenal (Macarena).
Domingo de Ramos 4 de marzo del año del Señor 2.007.
Todo comienza el sábado anterior, cuando recupero de mi armario, como si de un cofre se tratara, mi túnica, la compruebo, reviso botones, y la coloco en una percha para que sea planchada, como proceso de iniciación de un ritual mágico..
A partir de aquí, cada noche al acostarme la observo y rememoro anteriores sensaciones que he vivido como nazareno. Van pasando los días y el Domingo de Ramos se acerca, ya va quedando menos para que mi túnica de color blanco y morada, me aísle de la prisa y el stress y entre en un mundo especial, mi mundo interior con sensaciones y momentos de oración con mi Cristo.
El Domingo sigo un pequeño ritual, tomo una ducha liberadora de energías negativas, busco los guantes, saco mi pequeño rosario de la Macarena, me perfumo y comienzo a ponerme la túnica, me ciño la sardineta (especie de cíngulo), enfundo el capirote, y en mi mano derecha tomo la capa de color morado.
En soledad me dirijo a la Casa-Hermandad. Durante mi camino hacia mi pequeño Huerto, (motivo iconográfico que representa mi Cofradía), voy pensando y dando las gracias por todo lo acontecido y vivido junto a mi familia, amigos, etc…
Al llegar a la Casa-Hermandad, saludo a mi Cristo en la Oración del Huerto y a mi Virgen, Ntra. Sra. De la Concepción, tomo conocimiento de las novedades y me preparo a organizar la procesión. Mi responsabilidad va desde la Cabeza de Procesión hasta el Trono de Nuestro Señor, pero como lo hago con corazón no me pesa, y agradezco la deferencia de la Junta de Gobierno hacia mi persona para desempeñar esta grata labor.Este año, no hemos podido realizar la Salida Procesional, pero las sensaciones de años anteriores me venían a la cabeza con mucha fuerza, el hecho de ponerse el capirote significa entrar en tu mundo interior, sólo la abertura de los ojos te hace tener conciencia de que existe un mundo exterior a ti.
Escuchas las voces y comentarios a tu alrededor, ves a amigos, conocidos y gente anónima que manifiestan delante tuya muchos comentarios, como si tú no existieras, ello te hace pensar muchas cosas, los escalofríos suben desde tu parte baja de la espalda hasta tu cabeza, teniendo una sensación placentera, que no quieres que termine nunca, me siento muy bien y en paz, a gusto conmigo mismo.
Y luego mi diálogo personal con mi Cristo, momentos que no cambio por nada, es un diálogo en el cual reviso el año que ha pasado, dándole gracias por todo lo que he vivido y aprendiendo de lo sucedido tanto positivo como negativo.
Este año, como ya he dicho no hemos salido, pero como debo sacar todo lo positivo de lo negativo, me ha permitido hablarle tan cerquita y por más de una hora, que sólo el mirarle a la cara y fijarme en sus ojos, me han hecho cargarme de energía positiva.
Mi amiga Luisa Mari y Adoración, me ofrecieron un lugar precioso para poder contemplar a mi Señor, gracias por este detalle, desde una pequeña ventana desde las dependencias de Secretaría, tenía la imagen a menos de 10 metros, y con solo mirar recto ya lo tenía enfrente de mí, su pelo natural, su preciosa túnica y esa expresión, perfectamente restaurada, me transmite algo especial, así como el Ángel que le conforta hacen una estampa dieciochesca preciosa.Al salir de la Casa-Hermandad, doy gracias por este día tan especial, en el cual he podido disfrutar de mi Cristo personalmente, aunque sea un poco egoísta, ya que en la procesión no lo puedo contemplar de esta forma.
Y como colofón para este día lleno de sensaciones personales, mi amiga Macarena, dio a luz a su primer hijo, Rafael, que coincidencia más grata, el sábado estuve con ella, y de mi viaje a Sevilla le regalé una imagen sobre un cuadrito en alpaca para el capacho de su futuro hijo, de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena.
Diciéndole, lleva el nombre de la Madre Celestial (Esperanza) y la Madre terrenal (Macarena).
Domingo de Ramos 4 de marzo del año del Señor 2.007.
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