Amanece el día 25 de diciembre, y tras recibir la noticia del fallecimiento de la tía de un gran amigo, me dirijo a la Residencia de las Hermanitas de los Pobres, para acompañarle en su dolor.
Que gran contrastre en este día de celebación en familia, donde la alegría, los buenos deseos y el ambiente festivo, se entremezcla con la pena y la soledad que acompaña a toda muerte, aunque sea la de un ser querido que prepara sus maletas para empreder un viaje hacia el cielo, y su alma podrá compartir el verdadero amor y la energía pura de todas las almas que ya están allí.
A las diez de la manaña, me recibe mi amigo a las puertas de la sala donde se encuentra ya el cuerpo inerte de su tía, enseguida percibo una gran enseñanza en esta vida, la necesidad de tener una familia y hermanos y lo negativo de ser hijo único, pese a tener todo lo material y todos las necesidades materiales cubiertas, se enfrenta a la falta de familia que te de ánimos, en estos momentos.
Pero lo positivo de esta situación es el poder contar con los verdaderos amigos, entre los que me encuentro, y que desde mi interior debo estar con él tanto para los tiempos de celebración y alegría como en estos momentos, en donde poder encontrar el apoyo de un hombro en el que poder expresar los sentimientos por los cuales está pasando.
Tras pasar unas horas con él, y paseando por las dependencias de la residencia, recibo una fuerte carga de energía que me hace tomar conciencia, de cómo nos olvidamos a menudo de todas las personas que están sufriendo por enfermedad o por su proceso degenerativo, pero a la vez que alegría el saber que existen personas en este mundo que sacrifican su día de navidad para dar amor y calor a estos ancianos, los cuales agradecen con una simple sonrisa, o una tierna mirada el amor dado por la otra persona.
Todos necesitamos de amor, y debemos sembrarlo y cultivarlo, creo que debo prestar más atención a mis mayores, valorarlos más, respetarlos porque ellos han vivido una vida, han luchado y ahora al final de su vida terrenal, debo dedicar parte de mi tiempo a darles amor y escuchar sus vivencias, aunque me parezcan raras o batallitas, o piense que estoy perdiendo el tiempo, pero para esa persona es lo más grande lo que nos cuenta.
Hoy me han dado una gran lección estas personas, con su amabilidad al recibirme en su residencia, al preguntarme como me encuentro, y el agradecimiento por parte de ellas de los minutos que les he dedicado, y que para ellos es lo más grande que le ha sucedido hoy. Hoy son ellos, pero mañana, seré yo el que esté en su lugar y recordaré lo agradecido que estaban estos ancianos con mi visita y me gustará que me escuchen y pueda intercambiar algunas palabras con las personas que me visitan.
Lo siento por esta carta tan melancólica, pero es lo que me ha ocurrido hoy, y en mi interior tenía la sensación de transmitirlo, y reflexionar sobre mi futura vejez, ya que el tiempo pasa para todos y lo que hoy he visto mañana lo sufriré y debo estar preparado y aprender de las personas que lo están sufriendo hoy, los cuales me transmiten que su vida se acaba pero, no tienen miedo por el mañana, viven el presente con la tranquilidad de que despertarán en un nuevo reino, donde el amor reinará en su estado puro y su alma se cargará de amor, pasando a un nivel de energía superior, y no apegarse a todo lo material que nos rodea hoy en día, ya que en el reino de Dios, entra el más rico en amor y amigos.
Jfcsanguino.
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