Todas las mañanas me hago la misma pregunta, ¿ porque la gente se levanta con tanta prisa y de tan mala uva ?.Al amanecer, salgo de casa respirando hondo, dándoles gracias a mis ángeles por poder contemplar un nuevo día, me dirijo a recoger mi coche, y nada más que veo almas dormidas con mucha prisa, ¿Por qué corren?, ¿Para que corren? ¿Hacia donde corren?.
Me hago esta pregunta una y otra vez sin entenderla.
Tras entrar en mi coche, me gusta poner música relajante y que me haga tomar el día como algo positivo, prestando mucha atención a la letra, suelen ser solistas españoles, durante mi trayecto al trabajo, me pasan vehículos en las cuales van personas dormidas y conductores que tienen su mirada perdida mirando el horizonte, y otros que parecen que se les acaba la vida, a toda prisa y sin disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece el trayecto al trabajo.
Me gusta admirar mi ciudad despertando, el ver los pájaros, me gusta mirar ese puerto con su agua tranquila y los barcos que parecen despertar al mismo son que va saliendo el sol desde el monte de San Antón.
Paseo despacio por el Paseo Marítimo Antonio Machado, que bonita está la bahía, y esas olas que al romper en la orilla con su ritmo acompasado y rítmico intentando componer una canción para las personas que disfrutamos con ese amanecer.
Aparco mi coche en la Avenida Pacífico, observando que las personas que me rodean siguen con prisa, los coches a altas velocidades no respetan ni el semáforo, cruzo la calle y me dirijo a una de las Chimeneas que queda en pié de las antiguas Altos Hornos Malagueños, chimenea muy presente en algunos momentos felices de mi vida.
Al cruzar la calle el ritmo de la prisa se detienen, grupo de personas bañándose en la orilla, otras meditando o practicando yoga, algunos haciendo deporte o en bicicleta, y allí me encuentro yo, observando ese momento interior, íntimo en el cual nuestro astro sol, empieza a despuntar sobre las 07,40 hasta las 07,45, en el cual apenas se observan unos rayitos y al finalizar se ve un redondo sol con un color caramelo precioso, tras tomar oxigeno, me dirijo a mi coche, me incorporo al ritmo frenético de la circulación y sigo observando gente con caras largas, y algunos se quedan mirándome y preguntándome ¿Cómo esta persona que se acaba de levantar está con cara feliz, cantando y sonriendo, y disfruta con ir a trabajar?.
Lo mejor queda por venir, llego a mi trabajo y doy a todos los buenos días, obteniendo por respuestas algunos buenos días con tono pesado y dificultad, otros hacen un mugido y algunos me responden de manera indiferente.
Desde estas líneas quiero que conozcáis esta experiencia interior mía y si podéis hacer el esfuerzo de una mañana de ver amanecer sobra la bahía malagueña, empezaréis a valorar más cada nuevo día que nos regala la vida.
Juan Fco Caballero.
-Alma Feliz y Libre-
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