"Había un incendio en un gran bosque de bambú; el incendio formaba llamaradas impresionantes, de una altura extraordinaria; y una pequeña ave, muy pequeñita, fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio y las empezó a agitar para apagarlo.
Y volvía a regresar y volvía a ir una y otra vez; y los dioses que la observaban, sorprendidos la mandaron a llamar y le dijeron:
Oye, ¿ por qué estás haciendo eso?. ¿ Cómo es posible?. ¿Cómo crees que con esas gotitas de agua puedas tú apagar un incendio de tales dimensiones?.
Date cuenta: ¡¡¡ No lo vas a lograr.!!!.
Y el ave humildemente contestó:
"El bosque me ha dado tanto, le amo tanto.
Yo nací en él, este bosque me ha enseñado a amar la naturaleza.
Este bosque me ha dado todo mi ser.
Este bosque es mi origen y mi hogar,
y voy a morir lanzando gotitas de amor,
aunque no lo pueda apagar".
Los dioses entendieron lo que hacía la pequeña ave y le ayudaron a apagar el incendio.
Cada gotita de agua apacigua un incendio.
Cada acción que con amor y entusiasmo emprendemos, un mejor mañana será su reflejo.
No subestimes tus gotas, millones de ellas forman un océano. Todo acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado.
Nuestra vida llena de dolores y de desilusiones es el gran incendio. Pero gracias a Dios están las pequeñas gotitas de cada acto de amor que con fe y esperanza hacemos para mejorar.
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