En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: -«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?» Ellos le contestaron: -«Sí.» Él les dijo: -«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. ».
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Hoy el Señor nos recuerda el valor del reino de Dios, que según él mismo nos enseñó, está en nuestros corazones por la acción del Espíritu Santo y de los sacramentos. Nosotros tenemos a mano ese tesoro, ahora es necesario que lo sepamos descubrir, entonces, tú harás lo mismo: «lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo». Si reconocemos su valor, no lo dudaremos; sólo nos interesará poseer y desarrollar ese tesoro que el Señor no regala, aunque sea en medio de los vaivenes que produzcan en nosotros nuestras muchas dudas y caídas.
En la red de nuestra vida entran peces de todo género. Nos dice hoy el Señor que «cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.» Es el momento de la ruptura con lo “malo” que encontramos en la vida nuestra; hay que arrojarlo, con la gracia de Dios, fuera. Examina con que es con lo que tienes que cortar para arrojarlo fuera de ti. -«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. » Todo vale, por eso estaba guardado. Benedicto XVI nos pone en guardia contra las rupturas con lo anterior que hemos recibido de tantos cristianos como si estuviera superado o fuera malo por el hecho de ser anterior de tantos santos y santas, que nos han precedido. Es de locos dilapidar ese patrimonio en la liturgia, en la vida cristiana personal, familiar y social… Hay que mantener y desarrollar lo que el Espíritu Santo nos ha entregado a lo largo de la única Iglesia. La verdadera Iglesia nació el día de Pentecostés, no hace 50 años.
Que la Reina en el Reino, la Virgen de la Esperanza, nos ayude a descubrir toda la riqueza del Reino de Dios y a buscarla.
Fuente:"Desde la Basílica". Rector de la Basílica Santa María de la Esperanza Macarena (Sevilla).
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